«No violencia», escultura de Karl Fredrik Reutersward, se encuentra colocada en la entrada de la sede de la ONU en Nueva York.
ONU/Paulo Filgueiras
Cuando hablamos de Non-violencia, nos referimos habitualmente a la violencia directa – como la escultura de Karl Fredrik Reutersward –, la punta del iceberg, la parte visible del triangulo de la violencia de Galtung.
Hoy, el día dedicado por las Naciones Unidas a la No-violencia en honor a Gandhi, es una oportunidad para reflexionar en la Non-violencia en las tres puntas del triangulo y en su interdependencia.
Non-violencia significa más que alto al fuego, más que no matar, más que no pegar, no insultar, significa sobre todo alentar y construir comunidades humanas biocentricas — el contrario de antropocentricas –, basadas en el respeto y la cooperación (no en la competición) para el beneficio mutuo y equitable.
Non-violencia significa actuar, expresar-se y pensar de manera non-violenta pero sí responsable y requiere esfuerzos constantes por parte de ciudadanos, instituciones públicas y privadas. Significa tomar consciencia de las propias acciones y omisiones que hacen posible la violencia indirecta, en muchos casos remota, y trabajar para la propia transformación.
Non-violencia es el legado más valioso que podemos dejar a nuestros hijos.